Sigo pensando en ti como en las olas del mar que se envuelven en sí mismas y se olvidan de nadar. Sigo esperando el día para verte despertar... Tú me das la luz. Quiero mirar tus ojos que me saben perdonar y mi alma se hace añicos solo oírte respirar tú le das sentido a todo incluso a esta oscuridad, tú eres luz. Y tú no tienes la culpa de las cosas que duelen tu me haces bello el retorno y das sentido a lo que viene, tú no tienes culpa… Ni yo. Me has entregado versos que ni el cielo podrá; Me has llamado con la fuerza de la voz del huracán; Tú me has abrazado cuando todo andaba mal, tú me diste luz. Tú me diste calma y me la enseñaste a usar; Tú trajiste lunas nuevas, nuevecitas a este mar, yo prendí en tu pelo un alfiler de libertad... Porque eres tú.
Ya no soy la misma que tu conociste, entonces,ahora estoy mucho mejor. Porque me di cuenta que tuvo sentido, haber recorrido lo que recorrí, al final de cuentas el era mi recompenza, que suerte que nunca me fuí.
¿Qué voy a hacer de los sueños? ¿qué voy a hacer con aquellos besos? ¿qué puedo hacer con todo aquello que soñamos? dime dónde lo metemos.
¿Dónde guardo la mirada que me diste alguna vez? ¿dónde guardo las promesas, dónde guardo el ayer? ¿dónde guardo tu manera de tocarme? ¿dónde guardo mi fe?
Entonces lo vi, y los últimos siete meses desaparecieron. Incluso sus palabras en el bosque perdieron significado. No importaba cuánto tiempo pudiera llegar a vivir; jamás podría querer a otro.
+
¡Lucha!, gritó Edward. ¡Maldita sea, Bella, sigue luchando! ¿Por qué? Ya no quería seguir peleando. Y no eran ni el mareo ni el frío ni el fallo de mis brazos debido al agotamiento muscular los que me hacían resignarme a quedarme donde estaba. No. Me sentía casi feliz de que todo estuviera a punto de acabar. Le estaba viendo a él, y no tenía ya voluntad de luchar. Su imagen era vívida, mucho más definida que cualquier recuerdo. ¡No! ¡Bella, no! Su voz sonaba más clara que nunca a pesar de que el agua helada me llenaba los oídos. Ya había olvidado en qué consistía la auténtica felicidad. Felicidad. Hacía que la experiencia de morir fuese más que soportable. Adiós. Te amo, fue mi último pensamiento.
+
Bastaba con que creyera que él existía para que yo pudiera vivir. Podría soportar todo lo demás mientras supiera que existía Edward.
+
Como si nunca hubiese existido, pensé con desesperación. ¡Cómo había sido capaz de hacer una afirmación tan estúpida y tan absurda! Podía haber robado mis fotos y haberse llevado sus regalos, pero aun así, nunca podría devolver las cosas al mismo lugar donde habían estado antes de que le conociera. La evidencia física era la parte más significativa de la ecuación. Yo había cambiado, mi interior se había alterado hasta el punto de no ser reconocible. Incluso mi exterior parecía distinto. Como si nunca hubiese existido. Menuda locura. Aquélla fue una promesa que él no podía mantener, una promesa que se rompió tan pronto como la hizo.
+
Quizás algún día, dentro de unos años, si el dolor disminuía hasta el punto de ser soportable, me sentiría capaz de volver la vista atrás hacia esos pocos meses que siempre consideraría los mejores de mi vida. Y ese día, estaba segura de que me sentiría agradecida por todo aquel tiempo que me había dado, más de lo que yo había pedido y más de lo que me merecía.
+
Todo esto parecía La noche de los muertos vivientes. Todavía la oigo gritar en sueños… Hay veces que veo algo en sus ojos y me pregunto si alguna vez he llegado a darme cuenta de cuánto dolor siente en realidad. No es normal, Alice y… y me asusta. No es como si alguien la hubiera dejado, sino como si alguien hubiera muerto.
+
¿Podía acaso un corazón congelado y muerto estar roto? Sentía como si el mío lo estuviera. “Edward” dijo Bella. Me congelé, mirando fijamente sus ojos cerrados. ¿Se habría despertado?, ¿me miraba? Ella parecía dormida, pero su voz había sido tan clara… Ella suspiró suavemente, y luego se movió suavemente hacia un lado –estaba dormida y soñando– “Edward” murmuró suavemente. Ella soñaba conmigo. ¿Podía acaso un corazón congelado y muerto volver a latir? Sentía como si el mío lo estuviera. “Quédate” dijo “Por favor… no te vayas” Soñaba conmigo, y no era una pesadilla. Quería que me quedara con ella en su sueño.
+
Me gustaría ser capaz de hacerte sentir el dolor que yo estoy sintiendo, no para que sufras y te sientas mal, sino para que veas cómo es, hasta qué punto duele. Ser capaz de hacerte ver que me desilusiona que cometas una y otra vez el mismo error el que prometiste subsanar tantas veces. Hacerte sentir que duele más una promesa rota que una bofetada, una mentira que otra bofetada, una decepción que otra bofetada más. Te quiero, te quiero mucho y me gustaría que ahora, mientras lloro, me abraces y me digas que no va a haber más mentiras. Y me gustaría creérmelo, e ilusionarme y volver a sentirme viva y llena, y con ganas de hacer mil cosas juntos, con ganas de sonreír como una idiota sólo porque estoy con vos y soy feliz.
+
Voy a perder la esperanza el día que después de sentarme a hablar con vos y abrirte mi corazón, que me veas llorar y sepas que es por vos, que te diga que sin vos las ganas de seguir no llegan, que entiendas que nadie va a quererte como yo, el día que te muestre lo débil que me siento ante la distancia, ese va a ser el día en que después de todo eso vos sigas sin ganas de quererme, sin ganas de darme un poquito más.
+
El amor concede a los demas el poder para destruirte.
+
El amor es irracional, cuanto más quieres a alguien menos logica tiene todo.
+
¿De cuántas formas se puede destrozar a un corazón y esperar de el que continúe latiendo?
+
-Bella : Sus dedos recorrieron con ligereza el contorno de mis labios-. Yo voy a estar contigo…, ¿no basta con eso? Edward puso las yemas de los dedos sobre mis labios, que esbozaron una sonrisa. -Basta por ahora. Le acaricié el rostro y dije: -Mira, te quiero más que nada en el mundo. ¿No te basta eso? -Sí, es suficiente –contestó, sonriendo-. Suficiente para siempre.
+
Era una forma muy dura de vivir: prohibiéndome recordar y aterrorizasa por el olvido.
+
Yo era una luna perdida –una luna cuyo planeta había resultado destruido, que, sin embargo, había ignorado las leyes de la gravedad para seguir orbitando alrededor del espacio vacío que había quedado tras el desastre.
+
Había roto mis propias reglas. Me había acercado a los recuerdos, había ido a su encuentro, en vez de rehuirlos. Me sentía demaciado viva, y eso me asustaba. Pero la emoción más fuerte que en estos momentos recorría mi cuerpo era el alivio, un alivio que surgía de lo más profundo de mi ser. A pesar de lo mucho que repugnaba por no pensar en él, sin embargo, tampoco intentaba olvidarle. De noche, a última hora, cuando el agotamiento por la falta de sueño derribaba mis defensas, me preocupaba el hecho de que todo pareciera estar desvaneciéndose, que mi mente fuera al final un colador incapaz de recordar el tono exacto del color de sus ojos, la sensación de su piel fría o la textura de su voz. No podía pensar en todo esto, pero debía recordarlo.
+
Con todas mis fuerzas intenté no pensar en lo irónico de la situación, pues era una pura ironía que, al final, hubiera terminado convirtiéndome en una zombi.
+
Fuera lo que fuera lo que hubiese ocurrido esa noche, tanto si la responsabilidad era de los zombis, de la adrenalina o de las alucinaciones, lo cierto es que me había despertado.
+
Los placeres violentos acaban en violencia y tienen en su triunfo su propia muerte, del mismo modo que se consume el fuego y la pólvora en un beso volaz.
Romeo y Julieta, acto II, escena VI
+
"Pero ¿cómo pudiste creerme? Después de las miles de veces que te dije lo mucho que te amaba, ¿cómo pudo una simple palabra romper tu fe en mí?" (Edward)
+
"Volveré tan pronto que no tendrás tiempo de echarme de menos. Cuida de mi corazón lo he dejado contigo" (Edward)